La conciencia según la visión Antroposófica
Existe una tendencia a creer que la conciencia del hombre no ha ido evolucionando a lo largo de su historia, que sus facultades psíquicas siempre fueron iguales y que lo que ha evolucionado es únicamente el medio cultural en el que se desenvuelve el ser humano. No se puede negar la importancia que dicho ambiente cultural tiene, aunque, recogiendo el punto de vista antroposófico con el que me identifico, el mismo es el resultado de la configuración anímica de cada época determinada.
Rudolf Steiner, el fundador de la ciencia espiritual antroposófica, en sus investigaciones sobre el desarrollo del hombre describe detalladamente (véase su Ciencia Oculta y su Teosofía) la evolución de la conciencia humana y el desarrollo de las nuevas facultades anímicas adquiridas en épocas determinadas, en especial en tres grandes etapas que él describe como de desarrollo en el hombre del alma sensible (hasta la fundación de Roma), del alma racional ( hasta 1413) y del alma consciente (época actual y que durará hasta el 3513, fin de la 5ª época cultural post-atlante.). A través de estas etapas se ha desarrollado gradualmente una influencia cada vez mayor del Yo (o ser en si mismo) como cuarto cuerpo o principio humano sobre los otros tres cuerpos ( físico, vital o etéreo y astral o emocional).
Según manifiesta Steiner, en la época del alma sensible el ser humano no podía actuar independientemente como un ser completamente autoconsciente con su Yo incorporado, sino que actuaba bajo inspiración de seres superiores. No podía pensar ni especular sobre si mismo o sobre su mundo, su comportamiento ético-moral se basaba en instrucciones heredadas de tiempos remotos y percibía el mundo a través de sus sentimientos. No fue hasta la época de Grecia, en que aparece la conciencia característica del alma racional, y sobre todo con Roma, cuando aparecen ya personas completamente “encarnadas”, y con confianza en ellas mismas, que piensan y actúan de forma autónoma, propia de la época del alma racional. En esta época es cuando se produce la plena incorporación en el hombre del Yo ” o ser en si mismo” mas elevado y que hará que sea posible su evolución futura como un ser moralmente libre, capaz de cumplir el destino que los dioses le habían fijado y que llegó a la humanidad con el advenimiento del Cristo. Este Yo superior no podía encarnarse dentro del hombre hasta que se le fue otorgado a través de la encarnación, muerte y resurrección del ser mas elevado que se ocupa del hombre, el Cristo. Con ello el ser humano asumiría plena responsabilidad de sus actos.
Con las cualidades peculiares propias del alma racional, adquirida por el ser humano en el punto medio de su evolución terrenal, también denominada por Steiner como alma de entendimiento o alma intuitiva, el hombre fue capaz de pensar por si mismo (una consecuencia fue el nacimiento de la Filosofía en Grecia), completó su “descenso” de los mundos espirituales, y ya encarnado plenamente como hombre terrenal recibió la posibilidad de “ascender” nuevamente, si bien añadiendo su conciencia terrenal a la de los mundos espirituales.
En Grecia comienza el desarrollo de la conciencia propia del alma racional, caracterizándose por el paso de la Religión a la filosofía, el cambio de la aceptación de las religiones aceptadas sin discusión, a la actitud intelectual escéptica y crítica, por el interés griego por las innovaciones, por el paso de la creencia en la infalibilidad del monarca, con sus atributos divinos o gobierno de los dioses a través de un gobernante inspirado, a la creencia implícita en la sabiduría colectiva y formas de gobierno a través de la voluntad colectiva.
El ser humano, con el desarrollo propio de las cualidades del alma consciente, también denominada por Steiner como alma espectadora, adquiere la capacidad de objetivar, de contemplarse a si mismo objetivamente. Este tipo de conciencia tiene la tarea de establecer conscientemente el encuentro entre personas, mediante la verdadera percepción y reconocimiento del “yo” de los otros. Es asimismo labor del alma consciente la de recuperar la percepción de los mundos espirituales (percepción que según Steiner se había mantenido, en parte, hasta la época egipcio-babilónica), pero que ha de ser nuevamente adquirida conscientemente, pero ya junto a la percepción que hemos adquirido respecto al mundo de la materia. En la época actual se ha incrementado la conciencia del Yo en todos nosotros, así como la que tenemos del mundo exterior. Creación de esta conciencia es la capacidad de percibir los mundos espirituales, tomando el hombre en sus manos las riendas de su propia evolución alcanzando el máximo grado posible de auto-conciencia. Podemos distinguir como características propias de esta época de la Conciencia los sistemas de gobierno representativos, el libre juicio, la libertad de conciencia, la tolerancia religiosa, la superación de los conceptos tribales y nacionalistas, el encuentro consciente de las almas entre personas y verdadero reconocimiento del Yo ajeno, etc.
En la etapa de conciencia que seguirá a la actual del alma consciente, en la sexta etapa cultural post-atlante, según Steiner, será en la que realmente entre el cristianismo en la voluntad humana, con toda su fuerza, de especial desarrollo de cualidades espirituales, siendo la vida humana henchida de amor fraternal.
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