LA LEY DEL MENOR ESFUERZO
Es la cuarta ley de “Las siete leyes espirituales del éxito” de Deepak
Chopra.
Esta ley se basa en el hecho de que la inteligencia de la naturaleza
funciona con toda facilidad y despreocupación.
Ése es el principio de la menor acción, de la no resistencia. Por
consiguiente, es el principio de la armonía y el amor. Cuando aprendemos esta
lección que nos enseña la naturaleza, satisfacemos con facilidad nuestros
deseos.
Si observamos la naturaleza, veremos que ella utiliza un esfuerzo
mínimo para funcionar. La hierba no tiene que hacer ningún esfuerzo para
crecer; sencillamente, crece. Los peces no se esfuerzan para nadar;
sencillamente, nadan. Las flores no hacen ningún esfuerzo para abrirse;
sencillamente, se abren. Las aves no se esfuerzan para volar; sencillamente,
vuelan. Ésa es su naturaleza intrínseca. La Tierra no se esfuerza para girar
sobre su eje; es su naturaleza girar a velocidad vertiginosa en el espacio.
Es la naturaleza del sol brillar. Y es la naturaleza humana hacer que
los sueños se conviertan en realidad, con facilidad y sin esfuerzo.
Es mínimo el esfuerzo que hacemos cuando nuestros actos brotan del
amor, porque es la energía del amor la que aglutina la naturaleza. Cuando
tratamos de conseguir el poder para controlar a los demás, gastamos energía.
Cuando buscamos el dinero o el poder para satisfacer al ego, gastamos energía
persiguiendo la ilusión de la felicidad, en lugar de disfrutar la felicidad del
momento. Cuando anhelamos el dinero para beneficio personal únicamente,
cortamos el flujo de energía hacia nosotros e impedimos la expresión de la
inteligencia de la naturaleza.
Pero cuando nuestras actuaciones nacen del amor, no hay desperdicio de
energía. Cuando nuestros actos brotan del amor, la energía se multiplica y se
acumula y el exceso de energía que recogemos y disfrutamos puede canalizarse
para crear cualquier cosa que deseemos, incluida la riqueza sin límites.
Podemos considerar el cuerpo como un aparato para controlar la energía:
puede generar, almacenar y gastar energía. Si sabemos cómo generar, almacenar y
gastar la energía de una manera eficiente, podemos crear cualquier cantidad de
riqueza.
Fijar nuestra atención en el ego, consume la mayor parte de la energía.
Cuando nuestro punto interno de referencia es el ego, cuando buscamos poder y
control sobre los demás, o la aprobación del resto del mundo, desperdiciamos
nuestra energía.
Sin embargo, cuando liberamos esa energía podemos recanalizarla para
crear cualquier cosa que deseemos. Cuando nuestro punto interno de referencia
es nuestro espíritu, cuando nos volvemos inmunes a la crítica y perdemos el
temor a los desafíos, podemos aprovechar el poder del amor y utilizar
creativamente la energía para vivir la abundancia y la evolución.
Esta ley es también la ley que elimina la resistencia, la oposición, la
contraposición, la negación y se basa en el principio de la inteligencia de la
naturaleza. Si todo elemento de la naturaleza sigue su curso de manera
sosegada, tranquila y fluida, ¿por qué no también el ser humano?
Hemos llegado a un punto en que queremos controlar la naturaleza para
ponerla a nuestros pies. Y este hábito, ya de mucho tiempo, nos ha llevado a
querer controlarlo todo para ponerlo a nuestro servicio, y más allá de un orden
natural o un bien común.
En el deseo de controlar las situaciones (acontecimientos, personas,
etc.) para que éstas sean como “yo quiero”, se gasta y desperdicia toda mi
energía. Porque yo, como el resto de la naturaleza, soy un pozo de energía, y
mi felicidad, y éxito espirituales, dependen de cómo gestione esa energía.
La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes, tres cosas que
podemos hacer para poner en funcionamiento este principio de "hacer menos
para lograr más":
1. ACEPTACIÓN:
El primer componente es la aceptación.
Aceptar significa sencillamente contraer un compromiso: "Hoy
aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y los hechos tal
como se presenten".
Eso significa que sabremos que este momento es como debe ser, porque
todo el universo es como debe ser. Este momento - el que estamos viviendo ahora
mismo - es la culminación de todos los momentos que hemos vivido en el pasado.
Este momento es como es porque todo el universo es como es.
Cuando luchamos contra este momento, en realidad luchamos contra todo
el universo. No aceptamos.
Hemos de intentar aceptar las cosas como son, no como quisiéramos que
fueran, en este momento.
Es importante comprender esto: podemos desear que las cosas sean
diferentes en el futuro, pero en este momento debemos aceptarlas como son.
Cuando nos sentimos frustrados o estamos molestos a causa de una
persona o una situación, recordemos que nuestra reacción no es contra la
persona o la situación, sino contra nuestros sentimientos acerca de esa persona
o esa situación.
Ésos son nuestros sentimientos, y nadie tiene la culpa de ellos.
Cuando reconozcamos y comprendamos esto plenamente, estaremos listos
para asumir la responsabilidad de lo que sentimos y para cambiarlo.
Si podemos aceptar las cosas como son, estaremos listos para asumir la
responsabilidad de nuestra situación y de todos los sucesos que percibimos como
problemas.
Debemos aceptarnos a nosotros mismos, aceptar a los demás tal y como
son, y sobre todo, aceptar la realidad y los hechos que nos acontecen tal y
como son.
Es recomendable aceptar cada momento tal y como es porque así debe de
ocurrir y porque de él debemos aprender. Pero esto no debe ocultar que podemos
desear un futuro mejor y diferente, en caso de que la realidad actual no sea lo
que buscamos.
La aceptación nos lleva a no luchar contra corriente, a no forzar un
cambio imposible, a no estancarnos en la realidad lamentándonos. Aceptar es
decir: “bien esto es así, no lo puedo cambiar, voy a ver qué lección puedo
sacar.” Esto nos llevará irremediablemente, estando conectados con nuestro
interior y más conscientes, a cualquier posible solución y mejora de la
situación no deseada. Además, en caso de una situación agradable y positiva nos
llevará a saborearla en mayor medida.
2. RESPONSABILIDAD:
En segundo lugar, y como consecuencia de la aceptación, seremos capaces
de desarrollar responsabilidad.
¿Qué significa responsabilidad?
Significa no culpar a nadie ni a nada, ni siquiera a nosotros mismos,
de nuestra situación.
Una vez aceptado un suceso, un problema o una circunstancia;
responsabilidad significa la capacidad de tener una respuesta creativa a la
situación tal como es en este momento.
En todos los problemas hay un principio de oportunidad, y esta
conciencia nos permite aprovechar el momento y transformarlo en una situación o
una cosa mejor.
Cuando hacemos esto, toda situación supuestamente enojosa se convertirá
en una oportunidad para crear algo nuevo y bello; y todo supuesto torturador o
tirano se convertirá en maestro. La realidad es una interpretación. Y si
optamos por interpretar la realidad de esta manera, tendremos muchos maestros a
nuestro alrededor, y muchas oportunidades para evolucionar.
Siempre que enfrentemos a un tirano, torturador, maestro, amigo o
enemigo (todos son la misma cosa), recordemos: "Este momento es como debe
ser". Cualesquiera que sean las relaciones que tengamos en este momento de
nuestra vida, son precisamente las que necesitamos en este momento. Hay un
significado oculto detrás de todos los acontecimientos, y ese significado
oculto está trabajando a favor de nuestra evolución.
La responsabilidad es la capacidad de tener una respuesta creativa a la
situación tal como es en este momento.
Como aceptamos, no culpamos a nada ni a nadie, ni siquiera a nosotros
mismos de las cosas, y, entonces, estamos en disposición de cambiar aquello que
no nos gusta.
3. ASUMIR UNA ACTITUD NO DEFENSIVA:
Es el tercer componente de la ley del menor esfuerzo.
Asumir una actitud no defensiva significa que nuestra conciencia
abandona su actitud defensiva y nosotros renunciamos a la necesidad de
convencer o persuadir a los demás de que nuestro punto de vista es el correcto.
Si observamos a las personas que nos rodean, veremos que ellas pasan el
noventa y nueve por ciento del tiempo defendiendo sus puntos de vista.
Si sencillamente renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto
de vista, lograremos acceso a una cantidad enorme de energía que anteriormente
desperdiciábamos.
Cuando estamos a la defensiva, cuando culpamos a los demás y no
aceptamos ni nos rendimos ante el momento, nuestra vida se llena de
resistencia. Cada vez que encontremos resistencia, reconozcamos que forzar la
situación sólo aumentará la resistencia.
No es bueno alzarse rígido como un gran roble que se agrieta y sucumbe
a la tempestad; al contrario, debemos tratar de ser flexibles como la caña que
se dobla en la tormenta y sobrevive.
Desistamos completamente de defender nuestro punto de vista. Cuando no
hay un punto que defender, no puede haber discusión, y si no hay discusión, no
hay pérdida de energía. La dicha nacerá en nuestro interior y podremos
deshacernos de las terribles cargas y molestias de la actitud defensiva, el
resentimiento y el rencor. Sólo entonces nos sentiremos despreocupados,
festivos, alegres y libres.
En medio de esta libertad alegre y sencilla, sabremos sin duda en
nuestro corazón que lo que deseemos estará disponible para nosotros cuando lo
deseemos, porque nuestro deseo vendrá del nivel de la felicidad, y no del nivel
de la ansiedad o el temor.
El camino de la no resistencia es el camino a través del cual la
inteligencia de la naturaleza se desarrolla espontáneamente, sin resistencia ni
esfuerzo. Cuando alcancemos esa deliciosa combinación de aceptación,
responsabilidad e indefensión, sentiremos la facilidad con que fluye la vida.
Si permanecemos abiertos a todos los puntos de vista, no aferrados
rígidamente a uno, nuestros sueños y deseos fluirán con los deseos de la
naturaleza. Entonces podremos liberar nuestros deseos sin apego, y después sólo
esperar el momento propicio para que florezcan convertidos en realidad. Podemos
estar seguros de que cuando el momento sea el indicado, nuestros deseos se
cumplirán. Ésa es la ley del menor esfuerzo.
¿Cómo aplicar la ley del menor esfuerzo?
1. Practicaré la aceptación. Hoy aceptaré a las personas, las situaciones,
las circunstancias y los sucesos tal como se presenten. Sabré que este momento
es como debe ser, porque todo el universo es como debe ser. No lucharé contra
todo el universo poniéndome en contra del momento presente. Mi aceptación es
total y completa. Acepto las cosas como son en este momento, no como me
gustaría que fueran.
2. Habiendo aceptado las cosas como son, aceptaré la responsabilidad de
mi situación y de todos los sucesos que percibo como problemas. Sé que asumir
la responsabilidad significa no culpar a nada ni a nadie de mi situación (y eso
me incluye a mí). También sé que todo problema es una oportunidad disfrazada, y
que esta actitud de alerta ante todas las oportunidades me permite transformar
este momento en un beneficio mayor.
3. Hoy mi conciencia mantendrá una actitud no defensiva. Renunciaré a
la necesidad de defender mi punto de vista. No sentiré la necesidad de
convencer o persuadir a los demás de que acepten mi punto de vista.
0 Comentarios:
Publicar un comentario