lunes, noviembre 01, 2010

jueves, octubre 21, 2010

martes, octubre 19, 2010

domingo, octubre 17, 2010

martes, octubre 12, 2010

lunes, octubre 11, 2010

APLICARSE EN LA INTROSPECCIÓN

En el aspecto de la interiorización personal, y para llegar a una buena relajación, es importante tener en cuenta unas determinadas referencias que partan de diferentes disciplinas esotéricas, aunque la más elemental viene a ser la voluntad de catalizar, en breves instantes, un pensamiento de reflexión y relajación, que unido a la voluntad de mantenerse en la autoobservación, puede permitir que el individuo
encuentre de alguna forma la manera de hallarse completamente aislado dentro de un mundo en constante "ruido" y, a la vez, pleno de energía poco sublimada, que indefectiblemente le va a llevar a la
confusión, al desasosiego y al miedo en según qué casos o circunstancias. Por eso, la forma más elemental es la de aislarse debidamente dentro de esa vorágine de energías que de una forma u otra alteran un proceso vivencial. Sin duda alguna, si el individuo sabe emplear su tiempo y aplicarse en la introspección en base a una correcta autoobservación, logrará aislarse de ese mundo en el que se ve involucrado nnecesariamente, para poder hallar en sí mismo la solución a determinados enigmas. Y el primero de ellos es la conformidad con que debe prevalecer su pensamiento ante una situación poco favorable que, al mismo tiempo, es la forma más efectiva para desarrollar una voluntad de cambio y de transparencia mental. Así es que si empezamos con pequeños ejercicios de introspección, si ordenamos a nuestra mente determinados pensamientos de relajación, si aplicamos debidamente la comprensión en facilitar el descubrimiento de ese velo que cubre nuestros cinco sentidos -velo sobradamente conocido por todos, cual es el velo del ego-, hallaremos en su trasfondo una gran realidad. En el fondo, la realidad está ante nuestros ojos y tan sólo es conveniente rasgar ese velo sabiamente y con precisión, para que del mismo sobresalgan la claridad, la transparencia, que por ende nos transportarán a la iluminación.

La auto-observación debemos contemplarla de la misma forma con que elaboramos nuestros mejores pensamientos, eso es, sublimándola, ya que realizando la auto-observación de una forma intelectual y racional, no se resolverá ninguna de las incógnitas o problemas que deseemos solucionar o aclarar.
Tengamos en cuenta que la auto-observación deriva hacia un estado consciente, que nos une con ese otro proceso real cual es la apertura a una nueva dimensión. No olvidemos tampoco que la realidad es constante, eterna e infinita. Por lo tanto, somos nosotros a través de nuestro proceso de concienciación quienes debemos y tenemos la obligación de alcanzar esa realidad que está ahí, aquí mismo, en nosotros. En todas partes y en ningún lugar al mismo tiempo, y la paradoja es que está ahí y no está.

En la actualidad, el pensamiento humano de vuestro nivel está resuelto hacia un perfeccionamiento constante y progresivo, y lo que hoy pueda significar una gran incógnita, mañana será una gran realidad dentro de la Gran Incógnita. Nuestra sinrazón es fruto de un aparente pensamiento ilógico, pero indudablemente, en esa ilógica actitud del pensamiento global está la raíz y la comprensión del esquema infinito y perpetuo. Y si alguna vez, hipotéticamente claro está, alcanzásemos esa comprensión total, hallaríamos una cruda realidad, cual es la inexistencia. Por lo tanto, creo que por el momento nos sirve esa inconsistencia, esa negatividad, ese proceso banal, ilusorio, encantado, mágico, material, tangible, porque gracias a ese estado o situación vivencial somos.

En el mundo físico existe una regla inviolable, sólo circunstancialmente desarmada cuando aplicamos nuestra divina consciencia y traspasamos el umbral de la comprensión, de la iluminación, rasgando ese “velo” que está aquí y ahora y cuyo componente es la realidad absoluta, total e inviolable; pero, si reflexionamos, también nos daremos cuenta de que esa realidad es mudable a cada instante. Si así no lo fuera, formaría parte de este mundo tridimensional o físico y luego sería una pura ilusión de los sentidos.

Sili-Nur


Tomado de:

La auto-observación, Barcelona, Grupo Tseyor, 2007.

domingo, octubre 10, 2010

LA FÍSICA ANTIGUA Y MODERNA

La Física antigua veía al mundo como algo separado de nosotros, que estaba «allá afuera». La Física moderna ve al universo como participativo: todas las cosas están conectadas, y en cierto modo, está «aquí adentro». Como resultado de la búsqueda, por parte del hombre, de la partícula elemental de la vida y mientras buscaban la piedra fundacional de la vida, los físicos hicieron algunos descubrimientos interesantes. Al tratar de medir las propiedades de las partículas subatómicas, descubrieron que, dependiendo de lo que medían, esas partículas subatómicas, o «cuantos», se manifestaban a veces en forma de partículas y otras, en forma de ondas.
Lo que resulta increíble acerca de todo eso es: una partícula no tiene las propiedades de una onda y una onda no tiene las propiedades de una partícula. Son opuestas.
Lo que determinaba si el cuanto presentaba las propiedades de una partícula o de una onda era el
tipo de equipo de medición instalado por los científicos. Si instalaban equipos de medición de ondas, descubrían que el cuanto era una onda. Si instalaban equipos de medición de partículas, los cuantos eran partículas. Era lo que los científicos quisieran que fuera. Básicamente, ellos determinaban la realidad. Los científicos determinaban las propiedades, las realidades, de los cuantos a través de la elección de determinado equipo de medición. La presencia Física y la sensación que producen las cosas materiales son producto de la mente y los sentidos. La forma y sustancia del universo son el resultado de nuestro pensamiento; por lo tanto, vivimos en un mundo mental. Todo tiene una frecuencia vibratoria y nosotros tomamos esas vibraciones y les damos forma y sustancia a través de los pensamientos y los sentidos. Sin la mente y los sentidos, lo único que existe es energía y espacio. La mente es la clave de la realidad.
La realidad de la vida comienza desde adentro, en la mente, y luego toma su forma en el mundo material. Así se manifiesta la espiritualidad: se manifiesta en las leyes naturales del universo. Si usted puede pensarlo, puede hacerlo.
La vida es lo que hacemos de ella. Usted determina qué es la realidad. Ya no es más «será lo que deba ser». Será lo que usted quiera que sea.
Uno de los efectos secundarios de esa serie de hallazgos es el descubrimiento de la paradoja de la realidad. La paradoja de la realidad consiste simplemente en que todas las cosas contienen su opuesto. Los cuantos pueden ser partículas u ondas; son ambas cosas. Usted puede ser un éxito o un fracaso; es ambas cosas. Y de la misma manera en que los científicos pueden determinar qué serán los cuantos en un momento específico, usted tiene el mismo poder sobre el éxito y el fracaso.
El hecho de no hacer nada también es hacer algo, a pesar de que muy pocas personas se den
cuenta de ello. Tanto el fracaso como éxito son una elección. Y al universo o a la naturaleza no les importa cuál de las dos experimenta; le darán cualquiera de las dos cosas. Necesitamos aprender a sentirnos cómodos con aquello que nos resulta incómodo. El hecho de que la realidad sea una paradoja, de que todas las cosas contengan a su opuesto, que los cuantos puedan ser ondas o partículas, no resulta desconcertante para la naturaleza ni para el universo. De hecho, la naturaleza y el universo están muy cómodos con que las cosas sean así, porque son así.
El universo y todo lo que hay en él se encuentra en un fluir constante, cambiando su polaridad, pero la gente continuamente se esfuerza por lograr que la vida se mantenga inalterable y constante cuando eso es imposible. Al producirse el
cambio, algunas personas se alteran y pierden el rumbo por completo. En vez de ver en el cambio la esencia de la vida, el elemento que conforma la oportunidad, solamente ven su propia incomodidad. Cuando Dios cierra una puerta abre otra: es lo que sucede cuando se produce el cambio. El problema es que la mayoría de las personas no pierde de vista la puerta cerrada y se lamenta en vez de emplear su energía para buscar la puerta abierta. Necesitamos llegar a sentirnos cómodos con el cambio. El cambio es algo positivo. El cambio es maravilloso. El cambio es la realidad.

lunes, octubre 04, 2010

La Conciencia / Visión de futuro

Visión de futuro

ImageEn la etapa actual de conciencia objetiva , en  estado de vigilia, vemos los objetos delimitados en el espacio, con colores, sonidos, vibraciones, etc. en un mundo exterior.   En etapas anteriores,  el hombre, según Steiner, percibía el mundo en imágenes, parecido a como percibimos los sueños actuales, imágenes que surgían en su alma como efectos que le producía el entorno, como fluctuaciones anímicas que resonaban en su alma.  La conciencia objetiva actual se fue formando  paulatinamente en el transcurso de la evolución, con el surgir progresivo de los órganos físicos y sentidos que nos permiten percibir los objetos del universo como algo exterior.
¿Cómo puede ser el desarrollo futuro del ser humano? . Steiner manifiesta que , además de los sentidos actuales existen en el hombre otros en estado latente, que se irán desarrollando paulatinamente.  En el transcurso de la evolución terrestre, aparecerán en los futuros habitantes formas físicas muy distintas a las actuales, con nuevos órganos que permitirán la percepción de otras formas.  Personas actuales dotadas de clarividencia pueden percibir los modelos espirituales de los futuros seres materiales:  lo que hoy ven como nubes de luz y color, áurea de energía alrededor del cuerpo, se convertirán en formas físicas.  Junto con la posibilidad  actual de ver los objetos desde dentro, como algo exterior a nosotros, el hombre actual ha desarrollado el mundo de las ideas o pensamientos sobre los objetos, que es la base de la memoria y de su autoconciencia.  Solo el hombre pensante actual es capaz de diferenciarse a si mismo del entorno como ser independiente y autoconsciente, reconociéndose a si mismo como un “Yo”.
Para la visión clarividente de Steiner, dentro de la autoconciencia, de la vida pensante actual, se ve una disposición hacia estados de conciencia aún mas elevados.  Ya se pueden percibir estados de conciencia que la humanidad entera habrá de alcanzar con el avance de la evolución planetaria, estados que se encuentran en los seres humanos actuales en estado germinal, en sus inicios.   Ante la existencia actual de los objetos “reales” perceptibles a los sentidos, y los meros pensamientos o representaciones que de ellos nos hacemos, como algo “irreal” o no existente, en un futuro se convertirán en reales:  el hombre será entonces capaz de crear imágenes, y no sólo representaciones;  la representación del color será el color mismo, igual que la del sonido será el sonido mismo, etc...  En el futuro el hombre hará surgir, por su propia capacidad, un mundo de imágenes en el espacio exterior.  Gracias a ello será capaz de percibir seres y objetos energéticamente mucho mas sutiles,  y que por eso no vemos con nuestros sentidos actuales,  que el hombre del futuro verá con sus nuevos sentidos anímico-espirituales.  El hombre entonces, según Steiner, pasará de la actual conciencia objetiva a una “conciencia autoconsciente de imágenes”, con la que podrá comunicarse con otros seres,  hoy ocultos a nuestra percepción sensoria.
Junto con este cambio en las percepciones el hombre futuro verá también transformado su mundo de sentimientos y relaciones con su entorno.  Hoy el hombre ya puede influir conscientemente en otros seres sensibles. En un futuro podrá igualmente influir actuando conscientemente sobre otras fuerzas y poderes desconocidos (mediante manipulaciones genéticas y sobre fuerzas creadoras de la vida), y también se verá influenciado por dichas fuerzas y poderes.  En esta etapa de la conciencia ya no existirá el concepto de muerte, ya que ésta se produce cuando fallan los sentidos físicos, que son los que nos relacionan con el entorno. Si las influencias del mundo externo se reciben mediante imágenes que el hombre crea desde si mismo, podrá regular su intercambio voluntario con el entorno, no viéndo su vida interrumpida en contra de su voluntad, e imperaría sobre el nacimiento y la muerte.
         En etapas de desarrollo aún superiores el hombre no sólo podrá crear imágenes, sino también objetos y seres. De la conciencia autoconsciente de imágenes se pasaría entonces a la conciencia autoconsciente de objetos, convirtiéndose en ser creador con dominio de las fuerzas creativas de otros mundos.  Posteriormente entraría en un estado de conciencia espiritual, con el que se cumpliría la meta evolutiva de la humanidad, conforme al papel asignado por la divinidad.

La Conciencia / La conciencia según la visión Antroposófica

La conciencia según la visión Antroposófica

ImageExiste una tendencia a creer que la conciencia del hombre no ha ido evolucionando a lo largo de su historia, que sus facultades psíquicas siempre fueron iguales y que lo que ha evolucionado es únicamente el medio cultural en el que se desenvuelve el ser humano.  No se puede negar la importancia que dicho ambiente cultural tiene, aunque, recogiendo el punto de vista antroposófico con el que me identifico, el mismo es el resultado de la configuración anímica de cada época determinada.
Rudolf Steiner, el fundador de la ciencia espiritual antroposófica, en sus investigaciones sobre el desarrollo del hombre describe detalladamente (véase su Ciencia Oculta y su Teosofía) la evolución de la conciencia humana y el desarrollo de las nuevas facultades anímicas adquiridas en épocas determinadas, en especial en tres grandes etapas que él describe como de desarrollo en el hombre del alma sensible   (hasta la fundación de Roma), del alma racional ( hasta 1413) y del alma consciente (época actual y que durará hasta el 3513, fin de la 5ª época cultural post-atlante.).  A través de estas etapas se ha desarrollado gradualmente una influencia cada vez mayor del Yo (o ser en si mismo) como cuarto cuerpo o principio humano sobre los otros tres cuerpos ( físico, vital o etéreo y astral o emocional).
 Según manifiesta Steiner, en la época del alma sensible el ser humano no podía actuar independientemente como un ser completamente autoconsciente con su Yo incorporado, sino que actuaba bajo inspiración de seres superiores. No podía pensar ni especular sobre si mismo o sobre su mundo, su comportamiento ético-moral se basaba en instrucciones heredadas de tiempos remotos y percibía el mundo a través de sus sentimientos.  No fue hasta la época de Grecia, en que aparece la conciencia característica del alma racional, y sobre todo con Roma, cuando aparecen ya personas completamente “encarnadas”, y con confianza en ellas mismas, que piensan y actúan de forma autónoma, propia de la época del alma racional. En esta época es cuando se produce la plena incorporación en el hombre del Yo ” o ser en si mismo” mas elevado y que hará que sea posible su evolución futura como un ser moralmente libre, capaz de cumplir el destino que los dioses le habían fijado y que llegó a la humanidad con el advenimiento del Cristo. Este Yo superior no podía encarnarse dentro del hombre hasta que se le fue otorgado a través de la encarnación, muerte y resurrección del ser mas elevado que se ocupa del hombre, el Cristo.  Con ello el ser humano asumiría plena responsabilidad de sus actos.
Con las cualidades peculiares propias del alma racional, adquirida por el ser humano en el punto medio de su evolución terrenal, también denominada por Steiner como alma de entendimiento o alma intuitiva, el hombre fue capaz de pensar por si mismo (una consecuencia fue el nacimiento de la Filosofía en Grecia), completó su “descenso” de los mundos espirituales, y ya encarnado plenamente como hombre terrenal recibió la posibilidad de “ascender” nuevamente, si bien añadiendo  su conciencia terrenal a la de los mundos espirituales.
ImageEn Grecia comienza el desarrollo de la conciencia propia del alma racional, caracterizándose por el paso de la Religión a la filosofía, el cambio de la aceptación de las religiones aceptadas sin discusión, a la actitud intelectual escéptica y crítica, por el interés griego por las innovaciones, por el paso de la creencia en la infalibilidad del monarca, con sus atributos divinos o gobierno de los dioses a través de un gobernante inspirado, a la creencia implícita en la sabiduría colectiva y formas de gobierno a través de la voluntad colectiva. 
El ser humano, con el desarrollo propio de las cualidades del alma consciente, también denominada por Steiner como alma espectadora, adquiere la capacidad de objetivar, de contemplarse a si mismo objetivamente.  Este tipo de conciencia tiene la tarea de establecer conscientemente el encuentro entre personas, mediante la verdadera percepción y reconocimiento del “yo” de los otros.  Es asimismo labor del alma consciente la de recuperar la percepción de los mundos espirituales (percepción que según Steiner se había mantenido, en parte, hasta la época egipcio-babilónica), pero que ha de ser nuevamente adquirida conscientemente, pero ya junto a la percepción que hemos adquirido respecto al mundo de la materia.   En la época actual se ha incrementado la conciencia del Yo en todos nosotros, así como la que tenemos del mundo exterior. Creación de esta conciencia es la capacidad de percibir los mundos espirituales, tomando el hombre en sus manos las riendas de su propia evolución alcanzando el máximo grado posible de auto-conciencia.   Podemos distinguir como características propias de esta  época de la Conciencia  los sistemas de gobierno representativos, el libre juicio, la libertad de conciencia, la tolerancia religiosa, la superación de los conceptos tribales y nacionalistas, el encuentro consciente de las almas entre personas y verdadero reconocimiento del Yo ajeno, etc.
En la etapa de conciencia que seguirá a la actual del alma consciente, en la sexta etapa cultural post-atlante, según Steiner,  será en la que realmente entre el cristianismo en la voluntad humana, con toda su fuerza, de especial desarrollo de cualidades espirituales, siendo la vida humana henchida de amor fraternal.

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