En el aspecto de la interiorización personal, y para llegar a una buena relajación, es importante tener en cuenta unas determinadas referencias que partan de diferentes disciplinas esotéricas, aunque la más elemental viene a ser la voluntad de catalizar, en breves instantes, un pensamiento de reflexión y relajación, que unido a la voluntad de mantenerse en la autoobservación, puede permitir que el individuo
encuentre de alguna forma la manera de hallarse completamente aislado dentro de un mundo en constante "ruido" y, a la vez, pleno de energía poco sublimada, que indefectiblemente le va a llevar a la
confusión, al desasosiego y al miedo en según qué casos o circunstancias. Por eso, la forma más elemental es la de aislarse debidamente dentro de esa vorágine de energías que de una forma u otra alteran un proceso vivencial. Sin duda alguna, si el individuo sabe emplear su tiempo y aplicarse en la introspección en base a una correcta autoobservación, logrará aislarse de ese mundo en el que se ve involucrado nnecesariamente, para poder hallar en sí mismo la solución a determinados enigmas. Y el primero de ellos es la conformidad con que debe prevalecer su pensamiento ante una situación poco favorable que, al mismo tiempo, es la forma más efectiva para desarrollar una voluntad de cambio y de transparencia mental. Así es que si empezamos con pequeños ejercicios de introspección, si ordenamos a nuestra mente determinados pensamientos de relajación, si aplicamos debidamente la comprensión en facilitar el descubrimiento de ese velo que cubre nuestros cinco sentidos -velo sobradamente conocido por todos, cual es el velo del ego-, hallaremos en su trasfondo una gran realidad. En el fondo, la realidad está ante nuestros ojos y tan sólo es conveniente rasgar ese velo sabiamente y con precisión, para que del mismo sobresalgan la claridad, la transparencia, que por ende nos transportarán a la iluminación.
La auto-observación debemos contemplarla de la misma forma con que elaboramos nuestros mejores pensamientos, eso es, sublimándola, ya que realizando la auto-observación de una forma intelectual y racional, no se resolverá ninguna de las incógnitas o problemas que deseemos solucionar o aclarar.
Tengamos en cuenta que la auto-observación deriva hacia un estado consciente, que nos une con ese otro proceso real cual es la apertura a una nueva dimensión. No olvidemos tampoco que la realidad es constante, eterna e infinita. Por lo tanto, somos nosotros a través de nuestro proceso de concienciación quienes debemos y tenemos la obligación de alcanzar esa realidad que está ahí, aquí mismo, en nosotros. En todas partes y en ningún lugar al mismo tiempo, y la paradoja es que está ahí y no está.
En la actualidad, el pensamiento humano de vuestro nivel está resuelto hacia un perfeccionamiento constante y progresivo, y lo que hoy pueda significar una gran incógnita, mañana será una gran realidad dentro de la Gran Incógnita. Nuestra sinrazón es fruto de un aparente pensamiento ilógico, pero indudablemente, en esa ilógica actitud del pensamiento global está la raíz y la comprensión del esquema infinito y perpetuo. Y si alguna vez, hipotéticamente claro está, alcanzásemos esa comprensión total, hallaríamos una cruda realidad, cual es la inexistencia. Por lo tanto, creo que por el momento nos sirve esa inconsistencia, esa negatividad, ese proceso banal, ilusorio, encantado, mágico, material, tangible, porque gracias a ese estado o situación vivencial somos.
En el mundo físico existe una regla inviolable, sólo circunstancialmente desarmada cuando aplicamos nuestra divina consciencia y traspasamos el umbral de la comprensión, de la iluminación, rasgando ese “velo” que está aquí y ahora y cuyo componente es la realidad absoluta, total e inviolable; pero, si reflexionamos, también nos daremos cuenta de que esa realidad es mudable a cada instante. Si así no lo fuera, formaría parte de este mundo tridimensional o físico y luego sería una pura ilusión de los sentidos.
Sili-Nur
Tomado de:
La auto-observación, Barcelona, Grupo Tseyor, 2007.