martes, junio 30, 2015

La Conciencia



Por Andrés Piñán   

Ciencia y Conciencia

Toda nuestra ciencia actual se fundamenta en que el espacio, el tiempo, la materia y la energía son los auténticos componentes de la realidad.  La física newtoniana sostiene que vivimos en un universo físico que tiene objetos separados en el tiempo y en el espacio, que nuestros cuerpos son parte del universo físico, que la conciencia es un fenómeno derivado de la materia, y que si tenemos pensamientos y sentimientos, emociones y deseos, instintos e impulsos, es el resultado de  complejos procesos bioquímicos, de moléculas en movimiento.   Que es real lo que podemos percibir con nuestros sentidos, lo que podemos ver, sentir y tocar, que la verdadera prueba de la realidad es la experiencia sensorial.




Para la ciencia actual representa un grave problema el fenómeno de la conciencia. Es relativamente fácil explicar como el hidrógeno evolucionó para transformarse en otros elementos, los cuales se combinaron para formar moléculas y luego células simples dotadas de vida, y como éstas se desarrollaron hasta formar seres complejos como nosotros.  Pero no hay nada en el campo de la física, la química, la biología o cualquier otra ciencia que de una explicación razonable y clara de la capacidad de los seres de tener experiencias interiores de cualquier tipo, que es lo que entendemos como conciencia.    

Parece posible, aunque complicado, entender la función del cerebro y su correlación con los fenómenos mentales, como percibimos, discriminamos, reaccionamos frente a los estímulos, centramos la atención, etc.,  pero lo realmente problemático es la conciencia en si. ¿Porqué el complejo procesamiento de información en el cerebro conduce a experiencias interiores?.  La ciencia occidental no considera el que los seres deban tener conciencia.

Como seres humanos nos enfrentamos al hecho indiscutible de poseer una conciencia propia, y sin embargo no tener manera de explicarlo.  ¿Cómo a partir del polvo y el agua de la tierra las fuerzas naturales hicieron aparecer un sistema mental capaz de preguntarse por su propia existencia?. ¿Cómo se ha vuelto consciente el universo a partir de los mas simples de los elementos?.

Científicos y filósofos intentan explicarse como surge la conciencia ( por ej. a través de la química cerebral y procesamiento del cerebro), pero no hay respuesta a la pregunta : ¿Cómo es posible que algo tan inmaterial como la conciencia surja de algo tan inconsciente como la materia?.  El fracaso posiblemente se debe a que todo se basa en la evidencia de que la conciencia surge o depende del mundo físico del espacio, del tiempo y la materia. La conciencia ha sido relegada a ser un fenómeno material.  Estamos considerando al cuerpo humano como la máquina que aprendió a producir conciencia. (véase Peter Russel, Ciencia, conciencia y luz ,Ed.Kairós).

Nuevos paradigmas científicos

El mundo que en realidad conocemos es el mundo que toma forma en nuestra mente, no se compone de materia, sino que su cualidad es mental. Lo que realmente vemos del mundo no es su apariencia, es solamente nuestra manera de mirarlo. Nuestras mentes, nuestras conciencias están creando todo lo que estamos viendo allí afuera. Todo lo que sabemos, percibimos e imaginamos, el color, el sonido, los pensamientos, las sensaciones y los sentimientos, son formas que ha adoptado la conciencia.  Incluso el espacio y el tiempo no son dimensiones      fundamentales de la realidad, son dimensiones fundamentales de la conciencia.

Cuando observamos un objeto cualquiera,  la luz que refleja forma una imagen en la retina del ojo. Unas células fotosensibles descargan electrones que desencadenan impulsos electroquímicos que viajan por el nervio óptico hasta llegar al cortex visual del cerebro, en donde son procesados en formas, colores, movimientos.  Al final del proceso, en la conciencia aparece la imagen, por ej. de un árbol.  Es algo que realmente ocurre, aunque se ignora como.  Todo lo que percibimos (vemos, olemos, tocamos, etc) se reconstruye a partir de los datos sensoriales. Creo estar percibiendo el mundo que me rodea, pero en realidad de lo único que soy consciente directamente es de los colores, sonidos y olores que aparecen en la mente.

Cuando estamos despiertos, nuestra imagen del mundo se basa en la información que recogemos con nuestro organismo sensorio del entorno que nos rodea.  Sin embargo ya hemos visto que la realidad que percibimos es una creación de nuestra mentes, al igual que lo son los sueños, que lo que percibimos del mundo es la realidad que cada uno de nosotros está construyendo y que constituye el conjunto de nuestras experiencias.

Podemos decir que existen dos realidades:    1) la realidad física , lo que está ahí afuera que estimula nuestros sentidos,  2) la realidad personal que experimenta cada cual, que es la reconstrucción del mundo que aparece en nuestra mente.  Lo ilusorio aparece cuando confundimos ambas realidades, cuando nuestro juicio malinterpreta los datos sensoriales;  sufrimos un engaño cuando creemos que  las imágenes que aparecen en nuestra conciencia son en realidad el mundo exterior (cuando pensamos que el árbol que vemos es el árbol en sí).  Ahora bien, ¿podemos estar seguros de que existe una realidad física fuera de nosotros si lo único que podemos conocer son las imágenes que aparecen en nuestra mente?.

 La física cuántica nos dice que todo depende de quien esté mirando, que mas allá de los limites de nuestra percepción hay una ambigua sopa cuántica de energía e información fluyendo sin cesar, y con todo eso nosotros creamos la experiencia de un mundo material. Sabemos que el cuerpo humano no es una estructura anatómica congelada, que en realidad es un centro de inteligencia, de energía e información, que al igual que todo en el universo está hecho de átomos, compuestos de partículas subatómicas que se mueven a la velocidad de la luz alrededor de enormes espacios, y que no son objetos materiales, sino fluctuaciones de energía e información, detenidas en eventos de espacio-tiempo. Oscilan entrando y saliendo de la existencia dependiendo de si se las observa o no. El mundo material está realmente hecho de nada. Se nos dice que la materia en su mayor parte ( en un 99,9999999%) es un fantasmagórico espacio vacío. Si es así, ¿porqué el mundo aparece tan sólido e inmutable?.  Parece ser que los electrones giran tan rápido alrededor del núcleo que crean un escudo impenetrable como si fueran bolas sólidas. Las partículas subatómicas (100.000 veces más pequeñas que un átomo) tampoco son sólidas, ni materia, son como “nubes confusas de existencia potencial”.         

¿Qué son realmente los pensamientos sino fluctuaciones cuánticas, impulsos de energía e información, eventos cuánticos que se transforman en eventos de espacio-tiempo manifestándose en algo material?. 

Hoy la ciencia sabe que el cerebro convierte cada pensamiento o sentimiento , impulsos no materiales, en moléculas mensajeras (neuropéptidos), mediante las cuales se comunican las células del sistema nervioso.  Es el lenguaje de las moléculas, en el que se transforman los pensamientos. La conciencia influyendo en lo que llamamos bioquímica.  Igualmente se sabe que cada célula de nuestro sistema inmunológico, que nos protege de infecciones, procesos degenerativos, etc. está siendo continuamente afectada por el diálogo interno que estamos constantemente manteniendo, que cada célula del sistema nervioso de todo nuestro cuerpo tiene pensamientos, toma decisiones, tiene memoria, posee un intelecto. Se está empezando a considerar a este universo como un universo “pensante”, que está vivo, que es como un organismo que respira, piensa y metaboliza, a través de impulsos de energía e información y que dan lugar a todo lo existente.  (véase Deepak Chopra,” Cuerpos sin edad, Mente sin tiempo” y “ Curación cuántica”).  La ciencia actual, libre de prejuicios, está descubriendo que el cuerpo es en realidad una mente, la experiencia objetiva de la conciencia, y la mente es la experiencia subjetiva de la conciencia, y todos nosotros no somos ni el cuerpo ni la mente, sino quienes estamos creando ambas.  Somos, al igual que todos los seres vivientes de nuestro planeta, energía e información, expresiones de inteligencia, atención y conciencia.  Hoy la ciencia ha demostrado que en menos de dos años reemplazamos nuestro cuerpo completo, hasta el último átomo, por lo tanto posiblemente nosotros no podemos ser nuestro cuerpo físico, que es tierra, agua y aire que se va reciclando, sino que estamos usando las moléculas que constituyen el mismo para manifestar nuestros recuerdos, deseos y emociones.  Parece obvio que nuestra mente individual no está restringida a nuestro cuerpo físico.

Es la conciencia la que modula la materia, y no al revés. En otras palabras, hoy se conoce que la fisiología, el sistema inmunológico, el nervioso, el endocrino e incluso la conducta, están influenciados por el estado de conciencia que tengamos. (por ej. en un estado temeroso el nivel de inmunidad es muy bajo).

 “Espacio-tiempo, materia-energía , el cuerpo físico y el universo se engendran cuando la conciencia se mueve dentro de sí, para crear la infinita diversidad de formas y fenómenos que llamamos cuerpos. Todo ello es simplemente un movimiento de la conciencia”.(Deepak Chopra).

“Deseo conocer los pensamientos de Dios, lo demás son detalles.”(A.Einstein)

“Vivimos en un universo que no tiene principio en el tiempo, que no tiene fin en el tiempo, ni bordes exteriores en el espacio” (Stephen Hawking, Breve historia del tiempo).

En todas las tradiciones espirituales y religiones del mundo ha existido la idea de que mas allá de la mente y del cuerpo, mas allá del pensamiento está el pensador o alguien que genera la idea, el experimentador que crea las ideas. Se le ha denominado fuerza creadora, energía vital, alma o Espíritu, etc. Fuerza misteriosa, abstracta e incomprensible, pero real, “no materia” pensante reflejada en experiencias de percepción ligadas al espacio y al tiempo.


La conciencia según la visión Antroposófica

Existe una tendencia a creer que la conciencia del hombre no ha ido evolucionando a lo largo de su historia, que sus facultades psíquicas siempre fueron iguales y que lo que ha evolucionado es únicamente el medio cultural en el que se desenvuelve el ser humano.  No se puede negar la importancia que dicho ambiente cultural tiene, aunque, recogiendo el punto de vista antroposófico con el que me identifico, el mismo es el resultado de la configuración anímica de cada época determinada.

Rudolf Steiner, el fundador de la ciencia espiritual antroposófica, en sus investigaciones sobre el desarrollo del hombre describe detalladamente (véase su Ciencia Oculta y su Teosofía) la evolución de la conciencia humana y el desarrollo de las nuevas facultades anímicas adquiridas en épocas determinadas, en especial en tres grandes etapas que él describe como de desarrollo en el hombre del alma sensible   (hasta la fundación de Roma), del alma racional ( hasta 1413) y del alma consciente (época actual y que durará hasta el 3513, fin de la 5ª época cultural post-atlante.).  A través de estas etapas se ha desarrollado gradualmente una influencia cada vez mayor del Yo (o ser en si mismo) como cuarto cuerpo o principio humano sobre los otros tres cuerpos ( físico, vital o etéreo y astral o emocional).

 Según manifiesta Steiner, en la época del alma sensible el ser humano no podía actuar independientemente como un ser completamente autoconsciente con su Yo incorporado, sino que actuaba bajo inspiración de seres superiores. No podía pensar ni especular sobre si mismo o sobre su mundo, su comportamiento ético-moral se basaba en instrucciones heredadas de tiempos remotos y percibía el mundo a través de sus sentimientos.  No fue hasta la época de Grecia, en que aparece la conciencia característica del alma racional, y sobre todo con Roma, cuando aparecen ya personas completamente “encarnadas”, y con confianza en ellas mismas, que piensan y actúan de forma autónoma, propia de la época del alma racional. En esta época es cuando se produce la plena incorporación en el hombre del Yo ” o ser en si mismo” mas elevado y que hará que sea posible su evolución futura como un ser moralmente libre, capaz de cumplir el destino que los dioses le habían fijado y que llegó a la humanidad con el advenimiento del Cristo. Este Yo superior no podía encarnarse dentro del hombre hasta que se le fue otorgado a través de la encarnación, muerte y resurrección del ser mas elevado que se ocupa del hombre, el Cristo.  Con ello el ser humano asumiría plena responsabilidad de sus actos.

Con las cualidades peculiares propias del alma racional, adquirida por el ser humano en el punto medio de su evolución terrenal, también denominada por Steiner como alma de entendimiento o alma intuitiva, el hombre fue capaz de pensar por si mismo (una consecuencia fue el nacimiento de la Filosofía en Grecia), completó su “descenso” de los mundos espirituales, y ya encarnado plenamente como hombre terrenal recibió la posibilidad de “ascender” nuevamente, si bien añadiendo  su conciencia terrenal a la de los mundos espirituales.

En Grecia comienza el desarrollo de la conciencia propia del alma racional, caracterizándose por el paso de la Religión a la filosofía, el cambio de la aceptación de las religiones aceptadas sin discusión, a la actitud intelectual escéptica y crítica, por el interés griego por las innovaciones, por el paso de la creencia en la infalibilidad del monarca, con sus atributos divinos o gobierno de los dioses a través de un gobernante inspirado, a la creencia implícita en la sabiduría colectiva y formas de gobierno a través de la voluntad colectiva.

El ser humano, con el desarrollo propio de las cualidades del alma consciente, también denominada por Steiner como alma espectadora, adquiere la capacidad de objetivar, de contemplarse a si mismo objetivamente.  Este tipo de conciencia tiene la tarea de establecer conscientemente el encuentro entre personas, mediante la verdadera percepción y reconocimiento del “yo” de los otros.  Es asimismo labor del alma consciente la de recuperar la percepción de los mundos espirituales (percepción que según Steiner se había mantenido, en parte, hasta la época egipcio-babilónica), pero que ha de ser nuevamente adquirida conscientemente, pero ya junto a la percepción que hemos adquirido respecto al mundo de la materia.   En la época actual se ha incrementado la conciencia del Yo en todos nosotros, así como la que tenemos del mundo exterior. Creación de esta conciencia es la capacidad de percibir los mundos espirituales, tomando el hombre en sus manos las riendas de su propia evolución alcanzando el máximo grado posible de auto-conciencia.   Podemos distinguir como características propias de esta  época de la Conciencia  los sistemas de gobierno representativos, el libre juicio, la libertad de conciencia, la tolerancia religiosa, la superación de los conceptos tribales y nacionalistas, el encuentro consciente de las almas entre personas y verdadero reconocimiento del Yo ajeno, etc.

En la etapa de conciencia que seguirá a la actual del alma consciente, en la sexta etapa cultural post-atlante, según Steiner,  será en la que realmente entre el cristianismo en la voluntad humana, con toda su fuerza, de especial desarrollo de cualidades espirituales, siendo la vida humana henchida de amor fraternal.

Visión de futuro

En la etapa actual de conciencia objetiva , en  estado de vigilia, vemos los objetos delimitados en el espacio, con colores, sonidos, vibraciones, etc. en un mundo exterior.   En etapas anteriores,  el hombre, según Steiner, percibía el mundo en imágenes, parecido a como percibimos los sueños actuales, imágenes que surgían en su alma como efectos que le producía el entorno, como fluctuaciones anímicas que resonaban en su alma.  La conciencia objetiva actual se fue formando  paulatinamente en el transcurso de la evolución, con el surgir progresivo de los órganos físicos y sentidos que nos permiten percibir los objetos del universo como algo exterior.

¿Cómo puede ser el desarrollo futuro del ser humano? . Steiner manifiesta que , además de los sentidos actuales existen en el hombre otros en estado latente, que se irán desarrollando paulatinamente.  En el transcurso de la evolución terrestre, aparecerán en los futuros habitantes formas físicas muy distintas a las actuales, con nuevos órganos que permitirán la percepción de otras formas.  Personas actuales dotadas de clarividencia pueden percibir los modelos espirituales de los futuros seres materiales:  lo que hoy ven como nubes de luz y color, áurea de energía alrededor del cuerpo, se convertirán en formas físicas.  Junto con la posibilidad  actual de ver los objetos desde dentro, como algo exterior a nosotros, el hombre actual ha desarrollado el mundo de las ideas o pensamientos sobre los objetos, que es la base de la memoria y de su autoconciencia.  Solo el hombre pensante actual es capaz de diferenciarse a si mismo del entorno como ser independiente y autoconsciente, reconociéndose a si mismo como un “Yo”.

Para la visión clarividente de Steiner, dentro de la autoconciencia, de la vida pensante actual, se ve una disposición hacia estados de conciencia aún mas elevados.  Ya se pueden percibir estados de conciencia que la humanidad entera habrá de alcanzar con el avance de la evolución planetaria, estados que se encuentran en los seres humanos actuales en estado germinal, en sus inicios.   Ante la existencia actual de los objetos “reales” perceptibles a los sentidos, y los meros pensamientos o representaciones que de ellos nos hacemos, como algo “irreal” o no existente, en un futuro se convertirán en reales:  el hombre será entonces capaz de crear imágenes, y no sólo representaciones;  la representación del color será el color mismo, igual que la del sonido será el sonido mismo, etc...   
En el futuro el hombre hará surgir, por su propia capacidad, un mundo de imágenes en el espacio exterior.  Gracias a ello será capaz de percibir seres y objetos energéticamente mucho mas sutiles,  y que por eso no vemos con nuestros sentidos actuales,  que el hombre del futuro verá con sus nuevos sentidos anímico-espirituales.  El hombre entonces, según Steiner, pasará de la actual conciencia objetiva a una “conciencia autoconsciente de imágenes”, con la que podrá comunicarse con otros seres,  hoy ocultos a nuestra percepción sensoria.

Junto con este cambio en las percepciones el hombre futuro verá también transformado su mundo de sentimientos y relaciones con su entorno.  Hoy el hombre ya puede influir conscientemente en otros seres sensibles. En un futuro podrá igualmente influir actuando conscientemente sobre otras fuerzas y poderes desconocidos (mediante manipulaciones genéticas y sobre fuerzas creadoras de la vida), y también se verá influenciado por dichas fuerzas y poderes.  En esta etapa de la conciencia ya no existirá el concepto de muerte, ya que ésta se produce cuando fallan los sentidos físicos, que son los que nos relacionan con el entorno. Si las influencias del mundo externo se reciben mediante imágenes que el hombre crea desde si mismo, podrá regular su intercambio voluntario con el entorno, no viendo su vida interrumpida en contra de su voluntad, e imperaría sobre el nacimiento y la muerte.
        
 En etapas de desarrollo aún superiores el hombre no sólo podrá crear imágenes, sino también objetos y seres. De la conciencia autoconsciente de imágenes se pasaría entonces a la conciencia autoconsciente de objetos, convirtiéndose en ser creador con dominio de las fuerzas creativas de otros mundos.  Posteriormente entraría en un estado de conciencia espiritual, con el que se cumpliría la meta evolutiva de la humanidad, conforme al papel asignado por la divinidad.

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