Cuando comienzas a trabajar con la auto-observación, debes dividirte en dos partes: una parte observada y una parte observante.
Para
hacer esto, debes tomar parte activa en tu atención y crear una
posición ventajosa dentro de tu psicología desde la cuál puedas
observarte a ti mismo de forma objetiva y desapasionada. Cuando intentas
observarte a ti mismo desde esta nueva posición, debes ser capaz de ver
todo de una vez, tus circunstancias exteriores, tus acciones, tus
palabras, tus actitudes, los estados emocionales, las posturas, el tono
de tu voz, las intenciones y los motivos, las expresiones faciales y los
movimientos del cuerpo. Desarrollar este tipo de atención lleva su
tiempo y en un principio sólo viene en pequeños destellos. Cada uno de
estos destellos es una fotografía de ti mismo y serás capaz de
recordarla por su cualidad especial.
Cada esfuerzo de
observación de sí irá creando más luz porque ésta deja un rayo de
consciencia superior dentro de tu psicología personal. La analogía de la
práctica de la auto-observación es la siguiente:
Tienes muchos yoes,
uno de los cuáles es el Yo Observante, y estás asistiendo a una
representación. Ésta representa la vida. La audiencia (tus múltiples yoes)
están cada uno de ellos con la atención puesta en esta representación y
cada uno responde y reacciona a ella de forma diferente. Algunos yoes
están inquietos, otros están aburridos, otros enfadados, otros
perezosos, algunos están encantados, etc. El Yo Observante da una vuelta
por el escenario y observa a la audiencia, dándose cuenta de las
reacciones de cada uno de estos yoes ante la representación (la vida).
Recordar
la práctica de la auto-observación y refinar dicha práctica son los dos
primeros desafíos. Intentar recordarse a si mismo puede ser pegar notas
recordatorias por todos lados donde esté escrito "recuérdate
a ti mismo", o decidir practicarla a una hora determinada del día, o
utilizar pequeños trucos que te recuerden que debes observarte a ti
mismo siempre y en todas partes.
Una vez que comiences
la práctica de la observación de si puede que aparezca una cierta
perplejidad ante lo que observas y de lo cuál antes no eras consciente.
Este es uno de los mayores obstáculos a superar en el refinamiento de tu
práctica. Cuando te observas a ti mismo y comienzas a ver la falta de
sinceridad, las mentiras, el egoísmo y la legión de reacciones y
emociones negativas y desproporcionadas que caracterizan tu experiencia
interna y moldean tu vida, el choque puede paralizarte en lo que al
desarrollo se refiere. En cuanto aparezcan juicios ante lo observado,
como por ejemplo culpabilidad, miedo, humillación, frustración o
vergüenza, puedes sentir este estado de parálisis interna. Como nada
consciente puede crecer de un estado de negatividad,
efectivamente estás paralizado. Igualmente, cuando comienzas a
justificar todo eso que observas. Si aparecen estas justificaciones,
puedes estar seguro de que te estás identificando y de que te encuentras
en un estado negativo.
La práctica de la auto-observación
imparcial es vital. Debes ser capaz de observarlo todo claramente con un
ojo desapasionado. Esto quiere decir que hay que dejar de atribuírselo
todo a uno mismo. Atribuirse todo a uno mismo significa estar
identificado y esto es lo que estamos intentando cambiar. El Trabajo irá
poniendo luz acerca de lo que te atribuyes a ti mismo, acerca de donde
pones la sensación de yo, tu Yo Real.
La primera cosa a hacer en
el caso de volverse negativo como reacción a lo que observas en ti mismo
es retirar la sensación de yo de ello. Podemos decir: "esto no soy yo" y
tornar el Yo Observante sobre la respuesta negativa y darse cuenta de
lo que ésta te dice. Cuando dices "esto no soy yo" estás creando una
diferencia entre tu mecanicidad y tu Yo Real, que se clarifica, y retiras de esta forma tu fuerza de la corriente de mecanicidad. Si te observas justificándote, simplemente para la conversación interna.
Será
necesario una práctica continuada antes de que el Yo Observante
funcione con agudeza o se haga permanente, o antes de que hayas
experimentado la suficiente "luz interna" para verificar lo que el
Trabajo enseña acerca de tu psicología personal.
La observación de
sí ilumina la oscuridad que es esa parte inconsciente en nosotros
mismos. No deberíamos ver esta parte inconsciente sólo como el
contenedor de nuestros estados negativos sino como el lado que permanece
inobservado,
inconsciente y desconocido por nosotros. No se puede cambiar nada si no
se es consciente de su existencia. Así, la transformación de uno mismo,
que es el objetivo del esoterismo, depende sobre todo de la observación
de sí.
Algunas de las razones por las que el Trabajo pide
observar los estados y emociones negativas son porque no son parte de la
esencia. Es algo adquirido y, lo que es más importante, porque se
hallan de lleno en el camino del desarrollo interior. También, la no
expresión de las emociones negativas nos da una comprensión del dominio y
de la superioridad que estas tienen sobre nosotros.
La
práctica te mostrará como transitamos continuamente desde la queja a la
irritabilidad, a hablar y actuar con rabia seguido de la
auto-justificación, pasando al desánimo y a la culpabilidad, etc.
Observarás la charla interna y externa en términos difamatorios y te
encontrarás a ti mismo refunfuñando sobre algo que debes soportar,
preocupado por ello. Serás consciente de cuan
crítico eres acerca de todos y de todo lo que te encuentras. Y esto es
lo que llamas discernimiento. Notarás que estás lleno de insatisfacción
sin importar lo que tengas y te sientes ansioso y temerosamente
vulnerable. Cuando las cosas van bien, tendrás miedo de que todo pueda
cambiar y sufrirás. Cuando las cosas no van bien, tendrás miedo de que
no cambien y también sufrirás. En cualquier caso, tienes miedo y sufres.
Te verás a ti mismo guardando rencor contra la gente, contra los
eventos y las circunstancias y sentirás frustración. Te verás a ti mismo
chismorreando, comprendiendo cuan a menudo mientes, te sientes inseguro, avergonzado o rechazado, o cuan a menudo te adulas a ti mismo, juzgas a los otros y te relacionas con todo en términos de "me gusta" "no me gusta".
Es
muy claro que todo este trabajo incorrecto en nuestra psicología debe
ser transformado antes de que pueda funcionar a un nivel superior de
consciencia. La observación de sí es el primer paso en el comienzo de
purificación de tu vida interna, de liberación de todo el caos y la
confusión. Cuando observas un "yo" negativo para el trabajo, estás ya
menos bajo su poder. El Yo Observante no se identifica y de esta manera
no puede ser cautivado por él. Utiliza la fuerza de la intencionalidad
que, de otra forma, se "engancharía" en la emoción negativa mecánica.
La observación repetida de las mismas emociones negativas las debilita y
hace que la separación con ellas sea progresivamente más fácil.
Necesitamos
observar la Falsa Personalidad en acción. Esto incluye las actitudes,
las opiniones, preferencias, maneras, frases repetitivas, posturas,
lenguaje corporal, expresiones faciales y la multitud de yoes
cambiantes. Esta multitud de estímulos-respuestas es llamada Yo
Imaginario y tiene ilusión de unidad. Su formación proviene de las ideas
que tenemos acerca de nosotros mismos. Estas ideas ilusorias forman
imágenes de nosotros mismos basadas en la imaginación, la vanidad y el
amor propio. El Yo Imaginario cree que es esas imágenes y esa
imaginación que tiene acerca de sí mismo, pero la auto-observación
honesta e imparcial muestra que no somos lo que suponíamos que éramos.
Toda la multitud de yoes
surge de las respuestas dictadas por tu Personalidad Adquirida
individual. La observación de sí nos puede mostrar que no somos eso.
Después
de haber practicado la observación de sí por un período de tiempo,
cuando tengamos una memoria-trabajo llena de verificaciones y
"fotografías" de nosotros mismos, la idea de la multiplicidad de yoes
comenzará a tener significado. Verificar y comprender que no poseemos
un centro estable o un yo permanente significa que no vivimos la vida
sino que solamente respondemos a los estímulos. La comprensión de esto
puede incrementar la necesidad y la aspiración de un cambio.
Este punto en nuestro trabajo puede ser un momento de desorientación e inseguridad. Hacerse consciente de la multiplicidad de yoes
sucede en el camino mucho antes de que la presencia del Yo Real tenga
la fuerza suficiente para "salvarte" del vértigo psicológico de sentir
tu "nadeidad"
en la forma aguda que la auto- observación crea. Es aquí donde se
alcanza el primer el primer peligro en el Trabajo. Cuando tomas contacto
por primera vez con las hordas de yoes
sobre las que no tienes dominio en tu psicología personal, cuando las
ves reaccionando de forma mecánica hacia la vida sin tu consentimiento, y
cuando escuchas sus canciones sin final, de repente te sientes un
extraño a ti mismo. No reconoces a estos yoes
continuamente cambiantes como un reflejo de la imagen que siempre has
tenido de ti mismo, disolviéndose así la ilusión de unidad interna y del
Yo Imaginario.
Lo que sigue a esto es la pregunta: ¿Quién soy yo?
Y esta es la condición necesaria que debe ser alcanzada. En un momento
de realidad cuando experimentas tu verdadera "nadeidad" y sientes la pregunta: ¿Quién soy yo?, si tu motivo es sincero, la respuesta que se recibe es una afirmación de tu Yo Real.
Comienzas a percibir tu Yo Observante separado de los otros yoes en cualidad y posición. Se mantiene aparte, digamos que sobre los otros yoes,
y los puede ver en acción. Recuerda que el Yo Observador informa y
define el Yo Real y que éste está por encima del Yo Observante. Esta
percepción se vuelve una experiencia interna tangible a medida que
avanzas a través de la observación de sí. Comienzas a sentir tu
sensación de yo diferente de los demás yoes
de la falsa personalidad. La diferencia se vuelve espacio entre la
falsa personalidad y el Yo Real, definiéndose ambos. Pero este proceso
lleva su tiempo y el Yo Observante tiene la habilidad de ver antes de
ganar la fuerza de actuar. Sentirás la falsedad de los yoes
de la falsa personalidad y comprenderás así que esto no es yo, aunque
todavía serás incapaz de cambiar nada. Los que es peor, no sabrás lo que
es YO hasta que no realices lo real en ti.
Para atravesar esta
parte del camino se necesita cierto nivel de estabilidad y madurez.
Puede ser valioso en este punto preguntarse a uno mismo: ¿Qué es lo que
hay dentro de mí que está observando? La respuesta clarifica y define al
Yo Observante. Cuanto más practiques la auto-observación más
rápidamente atravesarás esta etapa del Trabajo a medida que el Yo
Observante se vuelve más claro y definido.
En la práctica de la observación de sí, el Yo Observante se hará consciente de la multiplicidad de yoes
y su acción, de los rasgos de la personalidad habitual, las emociones
negativas, las asociaciones de pensamiento, la justificación, la
consideración interna, el miedo y la vanidad, todos ellos reclamando tu
atención y utilizando tu energía para alimentarse. En este momento de
observación debe hacerse una elección consciente, la que deja de poner
atención a todos esos yoes
que nos impiden avanzar y afirmar a los que nos ayudan. La facultad
para llevar a cabo este tipo de discernimiento consciente nos la da la
práctica de la auto-observación.
Justo en esta etapa del Trabajo
es donde la pureza de los objetivos internos juega un papel importante.
Si tus propósitos y motivaciones son reales y no vienen de tus deseos
hacia la vida, entonces aparecerá la inspiración en ti que te ayudará a
discernir y elegir más allá de las elecciones de la falsa personalidad
basadas en el "me gusta/ no me gusta", lo que debilita nuestro trabajo.
Es sólo a través de la vivencia de nuestra "nadeidad"
que caminamos hacia el Yo Real y no a través del deseo egoísta de
alcanzar poderes, reconocimientos hacia la vida o la necesidad de éxitos
personales. De esta forma comprendemos la importancia de nuestros
objetivos internos y de la fuente desde donde ellos manan. Sólo la
pureza de nuestra motivación acomoda la actividad de la Consciencia Real
que nos ayuda a discernir más allá de las múltiples voluntades de la
personalidad.
Sin embargo, supongamos que tus propósitos son correctos y que llegas a un punto de tu vida-trabajo donde tienes que elegir qué yoes alimentar y qué yoes abandonar. En términos prácticos, imagínate observándote a ti mismo justificando la crítica hacia alguien:
"...Ya
sabes que él es así. Siempre lo has sabido. Es rudo, engreído y
estúpido. Te ha causado muchas dificultades, incluso dolor. Habla
demasiado, le divierte el sarcasmo sin importarle la ofensa. Te ha
insultado deliberadamente. Ya has oído muchas veces sus mentiras, sus
chismorreos y sus calumnias contra todo el mundo. ¡Fíjate en su pelo y
en su ropa! Seguro que se droga, roba y estafa a todo el mundo. No sé ni
siquiera como puedo dirigirme a él..."
Ahora, supongamos que
estás observando toda esta canción interna sucediendo dentro de ti y que
recuerdas las ideas del Trabajo y tus objetivos internos. Piensas en el
Trabajo en relación con este evento. Primero, haces un STOP en la crítica porque es una emoción negativa robándote la fuerza. Tendrás que practicar el STOP interior una y otra vez debido a que estos pensamientos y emociones se resistirán a parar. Entonces reconoces que tu mecanicidad
personal y la tropa de asociaciones de pensamiento están en pleno
funcionamiento porque comprendes que seguramente haya alguien que
encuentre a esta persona encantadora, maravillosa y amable y que hay
personas que no ven en él lo que tú estás viendo. Así, son tus
reacciones mecánicas subjetivas las responsables de este proceso. Tus
emociones negativas son siempre las responsables. ¿Pero cómo podrías no
protestar ante él y su conducta? Te dices a ti mismo.
Entonces recuerdas que esa persona también es prisionera de su mecanicidad
e hipnotizada por ella. Comprendes que dicha persona no es su conducta
más que tú eres la tuya. Habiendo observado y verificado tu incapacidad
de "hacer" y de comportarte siempre de forma intencionada, de acuerdo a
tus objetivos, comprendes lo que significa ser mecánico y que esa
persona no tiene demasiadas elecciones en el asunto. Comprendes que su
personalidad se ha podido formar por el dolor y la imitación y que sus
comentarios sarcásticos constantes son simplemente un intento para hacer
inferiores a los demás de forma que él pueda sentirse superior.
Entonces sabes que en realidad, él se siente inferior e inseguro y que
su personalidad es manejada por estas condiciones. A través de la
comprensión puede aparecer en ti la compasión. Piensas, ¿soy yo
diferente? Así observas que tus críticas y calumnies no son muy
diferentes de sus chismorreos, de sus calumnias y de su conducta
insultante. Podrás verificar que la sospecha y el recelo acomodan los
hechos para ajustar tu actitud negativa mientras permaneces sentado en
tu pequeño nicho superior mirándole allá abajo, juzgándole y
condenándole por hacer sentir inferiores a otras personas. ¿Tu
superioridad es más correcta que la suya? ¿Alguna vez has actuado
incorrectamente para conseguir atención o poder? ¿Recuerdas la última
vez que mentiste o chismorreaste o dijiste palabras crueles sobre
alguien? ¿Quizás hoy? No importa si tu expresión de estas cosas no es
como la suya. Debes de comprender que son en acción las mismas emociones
negativas que las suyas.
Trabajando con la observación
de sí y a través de la experiencia personal se comprende muy claramente
la inseguridad y el dolor de sentirse inferior. Experimentas cierta
afinidad con esa persona y comprendes que no conoces a la persona real
sino que sólo puedes ver la falsa personalidad, que en realidad es más
doloroso para él que para ti. Sientes un remordimiento real por haber
sido tan crítico hacia él. Sientes humildad y el dolor que te has infringido
a ti mismo. Agradeces el haber podido comprender todo esto a través del
trabajo sobre ti mismo, sientes compasión y humildad. Aparece una
oración en tu corazón esperando bendiciones para ti y para él. Te
liberas y este estado de claridad se vuelve una experiencia de tu ser
real. La consistencia y permanencia de su presencia depende de este tipo
de experiencias.
"Gusta de lo que no gustas", dice una idea del
Trabajo. No es necesario que aprendas a que te guste todo lo que
consideras malo o negativo. Y aquí hay otro punto de las enseñanzas
esotéricas fácilmente interpretadas de forma errónea. La idea de
aprender a gustar lo que no gustas es un ejercicio que debe practicarse
con discernimiento y con una disposición interna apropiada. Si una
persona escupe enfrente de ti no tiene por qué gustarte. Sin embargo, a
medida que tu condición de mecanicidad
y hábitos se va haciendo patente y visible para ti, aparecen otras
formas de actuar. Hay más comprensión y compasión, sabiendo y recordando
el estado de hipnotismo en el que el ser humano está envuelto, lo que
hace que haya una transformación de tus emociones negativas.
Tenemos
infinitas posibilidades de transformación a través de experiencias como
esta donde nos podemos medir con múltiples asuntos cotidianos que nos
harán tener una nueva perspectiva y una visión más amplia y tolerante.
Observa como en este proceso el "elegir" tiene mucha importancia. Para
comenzar, eliges observarte con un propósito, eliges ponerle atención y
esfuerzo consciente. Eliges tener una dirección diferente a la de tu mecanicidad
a la luz de ciertas ideas del Trabajo. Eliges observarte a ti mismo sin
crítica, tomando la responsabilidad de tu vida. Eliges recordar tus
objetivos internos y permitirte ser transformado. Eliges con
responsabilidad los pensamientos que piensas, las palabras que utilizas,
las emociones que consientes, las influencias a las que te sometes.
En
este trabajo todo depende de la observación de sí. Este proceso debe
ser practicado para construir una nueva estructura psicológica desde la
que tener una perspectiva de comprensión desarrollada. Conocimiento de Sí
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